Nowhere Left To Run

Nowhere Left To Run

miércoles, 25 de julio de 2012

~Capítulo 25~ "Te la quieres llevar otra vez, ¿eh?"


Me alegré, por una vez, de ver a Caitlin entrando por la puerta.
-¿Qué?-me dijo esta, mirándome mal.-Esta también es mi casa, tengo derecho a venir cuando quiera.
-A ver si te independizas ya Cait, que ya tienes edad...
-Pues no porque entonces no podría molestarte a ti.
-Tú como siempre, tan cariñosa.
-Ya sabes que te quiero, Cris, pero te quiero lejos.
Puse los ojos en blanco.
-Ignorarla, ¿vale?-dije, mirando a los demás.
Cait nos miró desdeñosamente a todos, saludó a Harry y se subió a su cuarto.
Por la noche, Rebe y Nat volvieron a su casa, ya que por fin sus padres habían hecho acto de presencia y los demás volvieron al hotel. A mi prima la secuestró Zayn, diciendo que la cama de Harry se quedaba libre porque se quedaba conmigo, ella podría quedarse allí.
Tumbados en mi cama, hablando, Cait irrumpió en la habitación.
-Venía a ver si hacíais cosas malas, pero ya veo que no...
-¡Vete con Robert y déjanos en paz!-dije, tirándole un cojín.
Ella cerró la puerta y se fue riendo por el pasillo.
Bruja.
-Continúa, Harry, que estabas diciendo algo.
-Ah, sí. Decía que tengo que hablar con tus padres.
-¿Les vas a pedir mi mano tan pronto? Espérate hasta que tenga 18 años, al menos...
Rió.
-No, mujer. Es que mañana tenemos que irnos...
-¿Otra vez?-dije, con pena-Pero si acabas de llegar...
-Escúchame. Tenemos que irnos a _____, ya sabes, entrevista y concierto, y quiero que vengas conmigo. Si no me maquillas tú, no me gusta.
-¿Si? Pues voy contigo. Aunque sea, me fugo.
Harry sonrió.
-Lo sé.
A la mañana siguiente me desperté antes que él y bajé abajo al escuchar unos rudios. Supuse que sería Cait y recé para que se hubiera caído por las escaleras y me la encontrara con el cuello roto al final de estas.
No fue así.
Eran mis padres trasteando en la cocina.
-¿Mamá? ¿Papá?-dije, entrando en ella.
-¡Cris, hija, cuánto tiempo sin verte!-dijo mi madre, abrazándome.
-Sí, es cierto. ¿Qué tal vosotros?
-Oh, bien, ya sabes. Hemos viajado de aquí para ya... ¿Y tú?
-Oh, yo bien, ya sabes, en mi linea.
-Claro, de vacaciones con el novio, como para no estar bien...
Reí.
-Está arriba, durmiendo. Luego te lo quiero presentar.
-Ah, pero, ¿que ya duerme contigo y todo?
-Em, sí. Es que Cait no ha estado estos dos días en casa y no quería que estuviese sola.
-¿Y tu prima?
-Ah, pues en el hotel de los chicos.
-¿Y eso?
-La invitaron a irse con ellos.
-No, si la chica no es tonta, no...
-Pues claro que no, mamá. A ti te dicen de ir a dormir con cuatro chicos y ¿vas a decir que no? Pues ya está...
Mi madre rió.
-Bueno... Voy arriba con Harry no vaya a ser que se despierte, no me vea y se asuste. Ahora bajaremos.
-¿Y por qué no le subes el desayuno a la cama?-sugirió mi madre.
-¿Eso no sería malcriarle? Bueno, si ya me lo dieron malcriado...
Mi madre me ayudó a preparar algo de desayuno y lo subí arriba con una bandeja.
Justo en el mismo momento en que entraba por la puerta con la bandeja, Harry se estiró cual largo era en mi cama, abriendo los ojos.
-Buenos días-dije, con una gran sonrisa.
-Buenos días, pitufa.
Me acerqué a la cama y casi me caigo dado que tropecé con Jari.
-¡Miau!-protestó el felino.
-Si quieres que te traigan el desayuno a la cama a ti también te buscas unas novia, ¿me oyes, Jari?
Este me miró mal y se fue escaleras abajo a saludar a mis padres.
-Tu hijo se está volviendo un rebelde. Vas a tener que hablar seriamente con él-dije, sentándome en la cama y apoyándome la bandeja en las piernas.
-Bueno, también es tu hijo, quizá debas hablar tú con él.
-No me hará caso. Pero él verá lo que hace...
Reímos.
Harry se incorporó y le puse la bandeja encima.
Le arrebaté una galleta y me la empecé a comer.
-Gracias por esto-dijo.
-Ya ves lo que me ha costado. Ha sido idea de mi madre.
-Ah, ¿ya están aquí?
-Ajá.
-¿Me los vas a presentar oficialmente ya?
-A mi padre ya le conoces y a mi madre... No te pierdes mucho.
-¡Qué mala eres!
Una vez que acabó de desayunar, le dejé vistiéndose mientras yo bajaba la bandeja.
Mi padre se encontraba en el salón, viendo la tele y mi madre estaba colocando la ropa de las maletas. Después, se sentó con mi padre a ver Dowton Abbey. (Que pesados eran con esa maldita serie...)
-A ver, que voy por Harry.
-Pues aquí esperamos.
-Dile que no mordemos-dijo mi madre.
-¿Tú que quieres, que el chaval se asuste o qué?-dijo mi padre.
Suspirando y preguntándole a Dios mentalemente por qué me habría tocado vivir en una familia como esa subí a buscar a Harry.
-¿Estás vestido ya?
-Sí, venga, que estoy listo.
-¿No estás nervioso?
-No, ¿por? ¿Tendría que estarlo?
-No sé... Si yo tuviera que conocer a tu familia, me pondría muy nerviosa.
-Eh, ahora que lo dices, tienes razón. Tengo que presentártela.
Se rió al ver la cara de nerviosismo que puse.
Le cogí de la mano y bajamos al salón.
Mis padres no apartaban la mirada de la tele.
-Eooooo-dije, intentando llamarles la atención.
Mis padres se giraron.
Mi padre actuó normal, ya que Harry y él ya se conocían, pero mi madre se levantó y se acercó a nosotros.
Hice las presentaciones y a mi madre le dio la risa por las dos cabezas que me sacaba Harry.
Después de eso, los dos se pusieron a hablar y me dieron de lado.
Me fui a jugar con Jari en un rincón hasta que terminaron su inacabable charla.
-Y por eso quiero que venga conmigo.-finalizó Harry.
-Te la quieres llevar otra vez, ¿eh?-dijo mi padre.
-¡Pues llévatela, llévatela!-dijo mi madre-Si está contigo, estará bien.
Harry sonrió.
Como siempre, había conseguido lo que quería.
Mientras hacía la maleta (me daba la impresión de que no hacía más que hacerla y deshacerla), Harry me fue diciendo que no sólo íbamos a ___, sino que esta semana sería una semana un poco ajetreada yendo a otros tantos sitios.
Alex me llamó y me dijo que le habían sugerido lo mismo, así que por favor, le trajera al hotel su maleta.
-¿Mi prima también va?-pregunté, cerrando la mañeta y poniéndola al lado de la de Alex.
-Sí. Zayn, que es un envidioso. Le dije que te pensaba llevar y dijo "Ah, pues si tú haces eso, yo también". Así que no te extrañe ver por ahí a Nat y a Rebe también...
-¿Pero es que a Zayn le gusta mi prima o qué?
-Buena pregunta. Ni idea.
-Y lo de Nat lo entiendo, pero... ¿Rebe?
-Louis.
-Ya, pero... ¿Están saliendo o algo?
-Que yo sepa, no.
-¡Puf! Que parejas más complicadas.
-Nosotros al principio éramos igual.
Sonreí.
-Es cierto.
-Otro día te quiero, otro no te conozco, otro nos tiramos de los pelos, otro vamos a ver tu Arbolito... Pero es divertido.
-Sin duda. ¿Y Liam? ¿No lleva a nadie?
-Liam... Está muy solo.
-Pues jo, pobre, eso no es justo.
Una vez que me despedí de mis padres y llegamos al hotel (y reunimos a Alex con su adorada maleta), saludé a mis dos amigas y a los demás y nos hicieron montar inmediatamente en el bus rumbo a ____.
Como me aburría, me tumbé sobre Harry mientras conversaba largamente con Liam, Harry me tocaba el pelo, Nat y Niall jugaban a pegarle a Louis con un calcetín que encontraron debajo del asiento que según decían era de Zayn pero este decía que no, Rebe gritaba sola en una esquina y Zayn daba patadas al aire mientras Alex sacaba fotos intentando inmortalizar el momento.
Después de unas dos horas de camino, conseguimos llegar sanos y salvos al hotel.
Afuera esperaban directioners (o al menos así me había dicho Zayn que se llamaban sus fans. Ahora todo fuera que le dijera "¡Hola directioner!" a alguna y fuera como su la hubiera insultado y me ganara una paliza. No sería la primera vez que Zayn me hacía algo así).
Salí y me escondí tras de Rebe, por si acaso pasaba algo, que la mataran primero a ella.
Es que no sabía qué esperarme.
Ser la novia de alguien tan famoso como Harry me había cambiado la vida en muchos aspectos que nunca pensé que tuviera que experimentar.
¿Quizá alguien quisiera matarme? Bah, lo veía probable, pero para eso usaba a Rebe como escudo.
Nat y yo conseguimos llegar a la recepción del hotel sanas y salvas, sólo tuve que echarme una foto con una niña que se puso a llorar al verme y después ya pude huir.
Curioso acontecimiento ese, sí.
Una vez todos en su cuarto, les conté lo de la niña y se rieron todos. Joe, pues a mí no me hacía gracia hacerle de llorar a una pobre niña (sí, que yo le digo niña, pero perfectamente podría tener sus 15 o 16 años).
Por la tarde tuvimos que coger de nuevo el bus durante una media hora.
Pasamos a unos platós y nos llevaron directamente a maquillaje.
Dos chicas estaban esperando allí para hacer su trabajo, pero Harry se negó.
-O me maquilla ella o salgo sin maquillar. Vosotras veréis.
Las dos chicas se miraron entre sí y después me miraron a mí, que me encogí de hombros.
¿Qué podía hacer yo si Harry era así?
Así que mientras ellas atacaban a Zayn y Louis, yo me puse a arreglar a Harry, que no hacía más que hacerme cosquillas y quitarme las cosas.
Después le estuve peinando y todo y él, mientras, hacía que ronroneaba.
-¿Tú no me debes unas trenzas?-le dije entonces.
-¿No me las hiciste ya?
-Es posible... Pero quiero más.
-Vale, cuando quieras.
Un hombre con un pinganillo entró en el cuarto.
-Tenéis tres minutos.
Tuvieron que seguir a ese hombre hasta el plató.
Yo les seguí hasta ahí y me quedé junto con Rebe (Nat y Alex se fueron a investigar, según ellas, el interior de un plató y se perdieron) a la entrada del plató, desde donde se veía el sillón donde los chicos estaban sentados.
Harry, que nos veía, ponía caras graciosas, Rebe se reía y yo negaba con la cabeza.
Empezó entonces el programa y yo me puse a hablar con Rebe en bajito.
-¿Qué tal con Louis?
-Bien.
-¡Eso me dijiste hace no sé cuanto tiempo! ¿Cuándo vais a dar alguno de los dos el primer paso?
-Pero si es que no le gusto...
-Menudos par de tontos estáis hechos los dos. Louis se piensa que tú no le quieres y por eso no te lo dice. Menudos tontos...
-Eh, ¿y tú con Harry al principio, qué, eh? Menuda has sido tú...
Reí.
-Pues tienes razón.
Giré la cabeza y miré a Harry, que en ese momento estaba contestando a una pregunta sobre qué pensaba acerca de los fandoms.
Suspiré.
-Aw, adoro la manera que tiene de hablar, tan lenta...
Rebe puso los ojos en blanco.
-Si te vas a poner empalagosa, me voy, ¿eh?
-¿Y has visto los ojos más bonitos que tiene? Son de un verde tan...
-¡Ah, calla! ¡Me voy yo también!
Y cogió y se fue.
Rebe era así.
El empalagosismo no iba con ella.
Suspiré y miré el reloj.
Aún quedaba bastante tiempo de la entrevista.
Durante los seis minutos de publicidad, Harry corrió a encontrarse conmigo mientras Liam empujaba a Niall del sillón y este se agarraba al sillón como si le fuera la vida en ello, Louis corría a cuatro patas por el plató y Zayn daba de nuevo patadas al aire.
-¡Harry, corre, que te quedan unos segundos!-le gritó Louis, mientras todos se colocaban en el sillón.
-¡Voy! Ahora te veo.
Se inclinó rápidamente, me besó y se fue.
Cayó sobre el sillón en el mismo momento en el que el público aplaudía anunciando el regreso del programa.
Reí.
Qué chico, madre.
Quedaban menos de diez minutos de programa cuando tuvieron que sacar el tema que yo había estado temiendo todo este tiempo.
-Y bueno, Harry, parece que has encontrado por fin el amor, ¿no es cierto?
El público aplaudió como loco (porque les hicieron aplaudir, que yo lo sé) y Harry sonrió.
-Sí, así es.
Zayn y los demás se echaron a reír por algo que dijo Louis.
-¿Y cómo es ella?
-Pues... No sé.
-¿No sabes?
-Es que no hay palabras suficientes para describirla.
Louis dijo "¡Empalagoso!" y después empezó a toser para disimularlo.
-Oh, Harry. ¿Y qué nos puedes contar sobre ella?
-Pues... Que la he traído aquí conmigo.
-¿Qué? ¿Quieres decir que está aquí, en este plató?
-Ahá. Ella es mi maquilladora y mi estilista. Así fue como nos conocimos.
-¿Crees que podrías convencerla para que saliera?
-Puedo intentarlo... Pero no prometo nada. Es muy tímida.
-Bueno, pues ve a buscarla.
Harry se levantó del sillón, se subió un poco los pantalones que casi llevaba por las rodillas (mira que le decía siempre que no se los dejara tan caídos, que no me gustaba que las demás le miraran el culo, pero él erre que erre) y salió a buscarme.
Me encontró donde antes, dado que no me había movido.
Me tendió una mano.
-Vamos, sal.
Esto me recordó cuando, hace tiempo, salí al escenario de su concierto y me daba verguenza, me agarró de la mano y, de los nervios, tiré yo de él hacia atrás del escenario.
-Me da un poco de verguenza.-le confesé.
-Vamos, yo estaré contigo.
Suspiré.
Y le agarré de la mano.
Salí al plató con él y la gente aplaudió.
A mí me temblaban las piernas de los nervios.
¡Socorro! ¡Esa gente quería comerme!
Niall me dejó su sitio en el sillón y él se apoyó en el brazo al lado de Louis.
La entrevistadora me saludó.
-Hola-dijo yo, mientras se me salían los colores.
-Eres Cristina, ¿verdad?
-Cris, sólo Cris.
-Cris, está bien.
Asentí con la cabeza, mirando a Harry, que sonrió y me pasó el brazo por los hombros, atrayéndome hacia él.
-Está un poco nerviosa, Alice.
-Eso parece, Harry. Cris, ¿podrías contarnos cómo os conocistéis Harry y tú?
-Sí. Yo tenía que maquillarles, dado que las chicas que lo hacían habitualmente no pudieron hacerlo y al primero que conocí fue a Niall.
-Es cierto-dijo este.
-Y después, misteriosamente, me quedé sola con Harry. No le conocía de nada, pero me ponía muy nerviosa... Nos presentamos y luego él sugirió que me quedara a ver el concierto y así lo hice... Y, desde entonces, me he hecho una más del equipo.
La gente se río porque hablaba muy despacio, ya que estaba nerviosa y no encontraba las palabras.
-Y cómo os enamorásteis...¿Podrías contármelo?
Sonreí.
-Es una historia demasiado larga. Si tuviera que contártela, no sabría por donde empezar.
-Está bien. ¿Y cuáles son vuestros planes de futuro?
Harry y yo nos miramos.
-Pues de momento... Seguir vivos.
Eso les hizo a todos mucha gracia.
Después de unas cuentas preguntas más que tuve que soportar el programa acabó y pudimos salir por patas de allí.
En maquillaje, donde volvimos al acabar el programa, todos empezaron a reírse de mí.
-¡Si vieras lo nerviosa que estabas!
-¡Tenías una cara, hahaha!
-Joe, que me daba miedo, pensaba que se me iban a comer...
Harry me abrazó.
-Tú no le hagas caso. Lo has hecho muy bien. Yo creí que no podría convencerte para salir al plató, con lo reservada que tú eres.
-Lo hice por ti.
-Aw.
-Por favor, no nos apetece ponernos a vomitar arco iris, que tenemos un concierto ahora, ¿vale?-dijo Louis.
Ambos le miramos mal.
Una vez que las chicas volvieron de su excursión y se rieron también de mí, salimos afuera, montamos en el bus y nos dirigimos al recinto donde tenían el concierto.
Me tocó maquillarlos de nuevo.
-¡Vaya! Se me ha acabado el bote este. Voy a ver si me dan otro, un momento.-dije, saliendo de maquillaje.
Estaba andando por el pasillo, buscando a alguien a quién pedirle otro bote de acondicionador cuando alguien me llamó.
-¡Anda! ¿Cómo tú por aquí? ¡Cuánto tiempo sin verte!
Oh, no.
Él no.
¡Bueno, gente! ¡BIEEEEEEEEEEEN GOTTA BE YOU HA VUELTO! Es que lo habéis pedido tantas veces que bueno, vale... Pues otro capítulo, aunque este personalmente no me guste nada, pero bueno, es lo que hay (:

viernes, 11 de noviembre de 2011

Capítulo 1#

La primera cosa en la que tenía que pensar era en como narices hacer la mochila. Qué meter, es el interrogante, porque ya sabéis lo que se dice…todo es cuestión de meter. Mi madre me había dado, en su experiencia nula sobre el tema, un consejo que no supe muy bien cómo interpretar: “Lo que necesites y que creas que es vital” O sea, todo. Mi IPOD, mi peine, mis planchas para el pelo, ropa…

-Qué indecisión más grande…-murmuré con los brazos en alto.

Se me había ocurrido la fantástica y supercalifragilísticoespialidosa idea de ir con mis amigos de acampada. Cómo no, todos habían aceptado con absoluta indiferencia. Todos menos Ryan, que cuando se lo había sugerido, se había echado a llorar de la emoción.

Irían Carol y Rebe, mis mejores amigas. Nos conocíamos desde pequeñas, ya que nuestros padres eran muy amigos. También iría William, más conocido como “Will, el pervertido”. Le soportaba porque era mi amigo, ya que, cuando era pequeño, una avispa intentó picarle y yo le ayudé. Su aversión por las avispas fue lo que detonó en nuestra amistad.

Irían Laurent y Jean, ambos franceses y hermanos. Se vinieron aquí hará como cosa de cinco años y desde entonces, somos inseparables. Todo empezó por una apuesta que Rebe y Laurent hicieron, sobre quién se comía más galletas (el paquete de galletas era de Ryan) y este perdió. También Lela, que no era precisamente plato de mi gusto. Sí, era mi amiga, pero era un bruta con todas sus letras, amante del ejercicio (cuando yo lo odiaba) hasta límites insospechados y apariencia varonil. Su lenguaje recordaba a los exigentes sargentos de la mili. Alexander, que era irlandés, fue convencido a base de mucho esfuerzo por Ryan. Siempre nos reíamos de él porque era muy supersticioso y llevaba toda clase de amuletos que no funcionaban ni de lejos. Decía que el mundo podía acabarse sin estar él en casa y que eso no podía perdérselo. Nos costó convencer también a Lisy, que era muy tímida y muy ingenua. Si yo lo era, ella lo era todavía más.

Y también iba a ir Dylan, oh sí, Dylan. Rubio, ojos azules y una sonrisa que no conseguías ni con diez años de Colgate. Era alto y fornido. Su pasión era el deporte. Era todo educación. Éramos amigos desde hace bastante tiempo, por no decir décadas, pero yo aún no le había dicho que andaba un poco pillada por él. ¿Había dicho un poco? Olvidarlo. Con ello quería decir mucho.

-¡Cristina! ¡Te llaman!

-¡Qué sí mamá, qué ya lo sé!

Cerré la mochila. Tenía la impresión de que iba a ser un buen día. Me eché la mochila al hombro, me puse mis gafas de sol y salí disparada por las escaleras. Estaba abriendo la puerta cuando mi madre me gritó.

-¡Espera! ¿No te olvidas de algo?

-Emm…no. Ya llevo una toalla.

-Me refería a despedirme de papá, de tu hermano y de mí.

-Ah, vale.

Fui al despacho de mi padre y le encontré allí, sentado en su escritorio.

-Papá, me voy para no volver.

-Vale, hija. Acuérdate de darnos tu testamento antes.

-Sí.

Reí. Siempre hacíamos la misma broma.

Subí de nuevo las escaleras y fui al cuarto de mi hermano Dennys. Este estaba jugando a la PS3 con su amigo Jack. Ambos tenían 15 años e iban a la misma clase que Ryan.

-D, me voy.-le informé-Hola, Jack.

-H-hola C-cris…-dijo Jack mientras se ocultaba tras el mando. Ya me había dicho mi hermano que había cierto tipo de atracción hacia mí.

-Pues no vuelvas.-me dijo mi hermano, sin despegar los ojos de la pantalla del televisor, en el momento en que le marcaba un gol al equipo de Jack.-¡Sí, gol, jódete!

-Bueno, lo dicho, adiós.

Salí de allí y esta vez mi madre me dejó ir sin decir nada. Fuera me esperan mis amigos, sentados todos en la furgoneta de Dylan, que era quien conducía.

-Llegas tarde-dijo Lela.-Llévamos esperándote como mínimo veinte minutos.

-Ala, ala exagerada.-le dije.

Abrí la puerta de la furgoneta y entré dentro.

-Hola, Cris. ¿Qué tal?-me preguntó Dylan, sonriendo.

Iba a contestarle, pero me tropecé con el pie de Laurent y caí sobre Will.

-Ya sabía yo que antes o temprano vendrías a mí…-dijo este con voz sugerente.

Puse los ojos en blanco y seguí avanzando hacia el final, donde tenía reservado un sitio entre Carol y Rebe.

-Eh, ¿qué tal?-pregunté mientras me sentaba.

-Aquí.-dijo Carol.

-¿Todos listos? Pues nos vamos.-dijo Dylan.

Fuimos cantando canciones míticas de autobús hasta que llegamos al parque natural. Dentro, nos esperaba un serpa para guiarnos hacia el sitio donde podríamos acampar. Dylan y él se pusieron a hablar entre ellos y con eso, frustaron mi plan de establar yo conversación con él. Tendría que esperar.

Ryan iba saltando, feliz, por delante de nosotros, pero el serpa le pidió varias veces que parara porque corrió el peligro de despeñarse por varios acantilados. (Que no lo eran…) Andamos como unas dos horas, donde ninguno tuvo problemas menos yo, que no paraba de quejarme.

-Pero…¿por qué te quejas?-me preguntó Lizy-Si la idea fue tuya…

-Maldigo la hora en que pronuncié semejantes palabras.-gruñí.

Por fin, (¡por fin!) llegamos a un claro.

-Aquí, este es el sitio.-nos indicó el serpa, aunque era obvio.

Ya estaba atardeciendo. El serpa nos ayudó a montar las tiendas y después se despidió de nosotros.

-Ah, pero como…¿no te quedas con nosotros?-pregunté.

-Oh, no, claro que no. Tengo cosas que hacer. Volveré mañana para guiaros de nuevo. ¡Adiós!

Y se fue con viento fresco.

Nos pusimos a hablar de cómo repartiríamos las tiendas.

-Carol, Rebe y yo en una-aclaré. Para algo había llevado la supertienda que se lleva cuando mi familia y yo nos íbamos de excursión.

-Está bien-acordó Dylan.- Laurent, Jean y yo en otra,entonces.

-¡No me dejéis solo con Will!-pidió Ryan.-¡Tendré miedo!

-¿Por qué?-preguntó el aludido- Si aquí no hay osos, ni nada que puede asustarte…

-No, ya estás tú que eres peor que Pedobear.

Will quiso coger a Ryan del cuello y estrujarle, pero se lo impedimos.

-Vale, pues entonces…

-Ya me pongo yo con Will.-dijo Laurent.- No me importa.

-No sabes el peligro que corres.-le advertí.

Rió.

-Y Lisy y yo en la otra.-dijo Lela.

Lisy nos miró a todos en busca de ayuda, pero la ignoramos y no la quedó más remedio que aguantarse y asentir.

-Bien-dije, dando una palmada-¿Qué hacemos ahora?

-¿Habéis traído las nubes?-preguntó Jean.

Carol sacó de su mochila unas cuantas bolsas de nubes.

-Y se llaman malvaviscos.-le corrigió.

-¿Y los palos?-preguntó Ryan.-Ah, no, que tenemos que cogerlos.

Jugamos a perseguirnos un rato, hasta que nos cansamos. Había anochecido.

-¿Qué tal si cenamos?-propuso Laurent.

Rebe se apoyó sobre su hombro.

-¿Sabe, Lau? Creo que es lo más inteligente que has dicho en tu vida.

-¿Ah, sí? ¿Y qué me dices si te digo que soy capaz de comerme más nubes que tú?-la retó.

-Te diría que se llaman malvaviscos y que estás como el profe de Latín del año pasado si te crees eso.

Todos emitimos un sonoro “uuh”.

Sacamos todos nuestra comida. Dylan le enseñó a Ryan como hacer un fuego y este casi sale ardiendo.

Comiendo, Ryan quiso jugar al Veo Veo. Nadie quería jugar con él.

-Bueno, Ryan, ya juego yo…Haber, ¿qué ves?-dije.

-Una cosita.-canturreó.

-¿Y qué cosita es?

-¡Empieza por la… “u”!

-Haber…-y me puse a pensar-U…u.. no sé.

-Venga, que no aciertas.

-Jo, y qué quieres…

-Sí quieres puedes rendirte…

-Venga, vale, me rindo.

-¡Era un unicornio!

-¡Pero Ryan, si no existen!

-¡Sí que existen! ¡En mi imaginación!

Todos nos reímos de él.

Terminamos de cenar y nos reunimos todos alrededor del fuego. Ryan se fue y volvió con unos palos para los malvaviscos.

-Esperad, que ahora vengo-dijo Dylan. Al rato, volvió con una guitarra. Si es que era perfecto.

Comimos malvaviscos y cantamos canciones hasta que Will se atragantó con una nube y Lela le dio tan fuerte que se cayó de bruces.

-¿Estás bien?-le preguntamos.

-S-sí…

-Venga, que os cuento una historia de miedo.-dijo Jean.

-Pero si miedo ya nos das tú.-le dijo Carol.

Este le sacó la lengua.

-Espero haberme traído los amuletos adecuados para espantar los espíritus del bosque.-dijo Alex, preocupado. Le ignoramos, ya que esto era muy normal en él.

Jean nos contó su relato.

-Y, por eso, dicen que Jason de Viernes 13 dejó el Crystal Lake y se cambió a este parque.

-Ya, claro, qué casualidad, ¿no?-inquirió Carol.

-Será por parques.-añadió yo.

-Sí-continuó- y dicen que los días de luna llena sale especialmente…

-Qué típico-añadió Rebe.

-Decir lo que queráis, pero al menos yo tengo mi diente de perro de los Alpes extraído en el solsticio de verano…

Volvimos a ignorar a Alex.

-Pues si es verdad lo que dices, vamos a buscarlo.-dije, levantándome.

-¿No tienes miedo?-preguntó Jean.

-No tengo miedo de lo que no existe.

-Los unicornios sí que existen, Cris.

-No hablábamos de eso, Ryan.

-¿Vas a ir de verdad?-preguntó Jean.

-Toma, pues claro.

-Qué valiente.-dijo Dylan.

Yo inflé el pecho con orgullo.

-Y Rebe y Carol vendrán conmigo.

-A nosotras no nos metas en tus cosas.-dijo Rebe, riendo.

-Venga, sí, vamos con ella.-dijo Carol.- ¡Vamos into the woods!

-¡Oh, no, vamos hacia el wood prohibido!-dije.

Mis amigas y yo avanzamos hacia el bosque.

-¡Pero qué sí que se van!-exclamó Laurent.

-Que atrevidas.-dijo Lisy.

-Y así les va-dijo Lela.

Nosotras no les hicimos caso y nos adentramos en el bosque. Para mí, era mucho más importante lo que pensara de mí Dylan que lo que dijeran las zopencas de mis amigas.

-Recuérdame para qué hemos venido al bosque.-dijo Rebe al cabo de un rato.

-A buscar a Jason, el asesino de Viernes 13 inexistente.-dijo Carol.

-Quien sabe, puede que nos encontremos con el cuenta chistes polaco o el abonador de bosques.-dije yo, pensando en “La hora de José Mota”.

Reímos. Era muy divertido pasear por la noche en aquel bosque, ya que la bella luz de la luna llena lo iluminaba todo y le daba un aspecto hermoso, de bosque encantado.

Llevábamos la mitad del gorrino cazao, digo, bastante rato andando cuando oímos algo.

-Tranquilas, chicas-dije, intentando tranquilizarme a mí misma.-Seguramente alguno de los chicos nos habrá seguido para asustarnos.

-O quizá sea Jason de verdad.-dijo Rebe intentando meternos miedo, una técnica harto conocida por nosotras.

-Tía, no seas cabrona como Harry en Gosht Hunting.-le dijo Carol.

Reímos.

Pero, en ese momento, una gran cosa salió de los árboles y se colocó frente a nosotras.

-¡Ah, el yetironcho!-grité yo.

-¡Qué mierdas el yetironcho, es un jodido oso!-gritó Carol.

-¡Pero si aquí no hay osos!-gritó Rebe.

Pero parecía que sí los había, porque un oso de por lo menos dos metros nos gruñía y amenazaba con sus zarpas.

-¡Corramos!

Echamos a correr, pero yo pisé a Rebe y caí al suelo.

-¡Cris!-se giró está.

Yo me di la vuelta para, ya que sabía que no me daría tiempo a levantarme, intentar hacerme la muerta, cosa que decía que funcionaba con los osos. El oso se alzaba ante mí, blandiendo sus garras y yo pensé “Vaya, es el fin. Y no le di a mi padre el testamento…”.

Oí a mis amigas gritar y me preparé para ser partida por la mitad por un guantazo del oso, pero, entonces, otra cosa apareció de la nada e impactó contra el oso, apartándolo de mí.

Abrí los ojos, que los había cerrado. Y me impresioné ante lo que estos veían. Un enorme lobo, del tamaño, por lo menos, de un caballo, estaba ante mí, poniéndose entre el oso y yo. Tenía el pelaje castaño oscuro, aunque la luna le arrancaba destellos que, a mi parecer, era pelirrojos. Era precioso. En ese momento, le gruñó al oso con un gruñido que me puso los pelos de punta.

Sorprendentemente, el oso retrocedió un poco, intimidado. Sentí los brazos de mis amigas, que intentaban levantarme, pero yo solo tenía ojos para el lobo y no sabía nada más. Entonces, el lobo giró la cabeza y me miró.

-Oh.-dije.

El lobo tenía los ojos azules. Unos ojos azules preciosos. Pero, espera…¿dónde había visto yo esos ojos antes?

Noté entonces como el oso se movía.

-¡Cuidado!-le grité al lobo.

Este se giró rápidamente y se lanzó contra el oso. Ambos se perdieron, entre zarpados y dentelladas, en la oscuridad.

-¡Vamos, Cris, vámonos!-decía Carol, mientras conseguía ponerme en pie-¡Ese oso o el lobo podrían volver!

-¡No, no podemos irnos! ¿Y si el lobo está herido?-pregunté.

-¡Qué más da, es un lobo, vámonos!

-¡Pero se ha enfrentado al oso para salvarnos!

-¡Los lobos no hacen eso!

-¡Pero este sí! ¿Has visto lo grande que era?

-¡Qué importa su tamaño, vámonos!

-Chicas, ¿no oís eso?-preguntó entonces Rebe.

-¿El qué pretendes qué…?-ambas callamos. Y todo quedó en silencio.

Entonces, se oyó. Un lobo aulló cerca de nosotras.

-¡Es él!-dije.-¡Tenemos que ir, puede estar herido!

En ese momento, otra cosa salió de los árboles y gritamos.

-¡Tranquilas, que soy yo!-dijo Dylan.

-¡Dylan!-grité, mientras corría hacia sus brazos.

-Lo que te has perdido, D.-le dijo Carol.

-¿El qué?-dijo este mientras me abrazaba, intentando calmarme.

-Nos atacó un oso y un lobo enorme se enfrentó a él. Hubiera matado a Cris sino lo hubiera hecho.-explicó Rebe.

-Pero…-me aparté de él-¿Cómo nos has encontrado tan rápido?

Le miré a los ojos. Ojos azules. Hum.

-Pues… no me pareció bien que salierais solas, así que os seguí.

-Pues si nos seguiste, debiste ver al lobo.

-No, porque me paré a mitad de camino a llevar a Ryan de vuelta al campamento, porque no cesaba de seguirme.

Le seguí mirando a los ojos, buscando la verdad en su mirada. Aunque eran parecidos a los del lobo, este los tenía más grises.

-Típico de Ryan.-dijo Carol.

-Por favor-pedí-¿Podemos volver al campamento? Estoy muy cansada.

-Claro-Dylan me pasó un brazo por los hombros.-Volvamos.

-¿Y cómo vas a saber el camino de vuelta?-preguntó avispadamente Rebe.

-Digamos que tengo un buen sentido de la orientación.

-Hum.

Fueron hablando entre ellos, pero yo no me enteré de qué. Solo podía pensar en ese lobo tan grande y hermoso que se había enfrentado al oso sin razón. ¿Estaría bien?

Llegamos al campamento y Laurent y Jean corrieron a nuestro encuentro.

-¿Qué? ¿Encontrasteis a Jason?-preguntaron con sorna.

-No, encontramos algo mejor.-les respondió Carol con misterio. Y se lo contó.

Yo miraba hacia el bosque, esperando que el lobo apareciera de un momento a otro, pero nada. Miré hacia arriba, donde había unos salientes de piedra y, entonces, lo vi, allí, sentando en un uno. El lobo.

-¡Chicos, mirad! ¡Está allí!-señalé.

-¿Qué?

-¿Lo cuál?

-¿El qué miramos?

Pero cuando me volví a mirar, no había nada.

-Oh…habrá sido un error.-dije, avergonzada.

-Creo que será mejor que te vayas a dormir.-me sugirió Dylan.

-Sí, creo que tienes razón.-le concedí.

-¿Y si nos vamos todos? Porque para hacer bulto aquí fuera…-dijo Alex.

-Vale.

Y así lo hicimos. Al rato, todos estábamos en nuestras tiendas, metidos en nuestros sacos, intentando dormir.

Yo cerré los ojos, mientras, en mi mente, me imaginaba al lobo, sentado en el pico, con la luna detrás. Y, en ese momento, lo oí. El lobo volvía a aullar. Y, sin verlo, supe que estaba sentado donde lo había visto por última vez.